lunes, 25 de agosto de 2014

PICO DEL CABALLO. Travesía Sierra Nevada por Antonio G.

Las 4:30 de la mañana y suena el despertador, no me cuesta nada levantarme, será por las ganas de salir que tengo. Desayuno y me aseo en un plis, meto las cosas del frigo a la mochila que terminé de preparar a la 1:30 y al coche. Tres horas de viaje tampoco son tanto si al final merece la pena.

Como un ángel de la guarda, nada más arrancar el coche y tomar dirección Murcia, me aparece la imagen de la superluna que nos acompaña estos meses, blanca y radiante como diría un anunció de detergente o un buen madridista. A punto de terminar su jornada, me hará compañía una hora más, justo de frente y me digo, qué cosas, salgo con luna, esta noche dormiré bajo la luna y mañana regresaré con la luna. Y pienso, podría titular la crónica algo así como viaje a la luna, a la superluna o algo por el estilo.
Total, que cojo la autovía y Murcia, Lorca, Puerto Lumbreras, Baza, me da tiempo a saludar a una vieja conocida como es la sierra de la Sagra, que imponente desafía desde su altura al resto de montañas cercanas, Guadix y Granada.

Allí me espera mi querido primo Dani que unos meses antes me había invitado a hacer una excursión con su club senderista ITO, son un grupo de funcionarios del Ayuntamiento de Granada, que se organizan para salir de paseo por las muchas sierras de la zona. Todos los años, en agosto, organizan una salida de dos días por alguna zona de Sierra Nevada y la hacen coincidir con las Lágrimas de San Lorenzo, o las Perseidas y así, aprovechando la nula contaminación lumínica de la Sierra, pueden verlas en todo su esplendor.

Nada más llegar nos espera un autobús que nos lleva a la zona conocida como la Hoya de la Mora y allí, una lanzadera del parque natural, nos acerca a un lugar llamado las Posiciones, ya a bastante altura, no se si cerca de los 3.000 m.


Nada más bajar de la lanzadera, cogemos nuestras mochilas, casi 14 kilos pesaba la mía y comenzamos a andar en dirección al pico del Veleta, en el que no haremos cumbre. Qué fresco iba yo, quién me iba a decir que con 22 grados a las 5 de la mañana, iba a pasar frío, hacía un vientecillo de esos que cortan lo que se ponga y me digo, bueno, ahora me calentaré andando. Al llegar al refugio de La Carihuela, poco antes de hacer cumbre en el pico del Veleta a 3.229 m, giramos a la derecha y tomamos una cuerda que va rondando todo el rato entre 3.000 y 3.200 m. que nos lleva a otro refugio que se llama Elorrieta, donde paramos a tomar algo y hacer un descanso, llevamos ya casi dos hora subiendo, bajando, trepando y destrepando picachos, que no recuerdo muy bien los nombres, con la mochila a cuestas, por lo que no viene mal el descanso.
Por qué pesa 14 kilos la mochila, pues como en casi todas las ocasiones, por los “por si”, dos días de ruta sin posibilidad de avituallamiento, te obliga a cargar con todo lo que necesitas, incluida el agua, que a esas alturas, salvo en neveros o lagunas, es muy difícil encontrarla en condiciones óptimas, por lo que cargaba con 4 litros de líquido, comida, saco de dormir, esterilla, chubasquero, ropa de abrigo, etc…



Desde el refugio de Elorrieta, que esta en el pico de su mismo nombre, comienza el valle de Lanjarón, punto final de nuestra ruta. Algo más abajo se encuentra la laguna desde la que nace el río Lanjarón, apenas un charco que va recogiendo el deshielo de la zona, y que en sus inicios, como un niño pequeño, se esconde en ocasiones entre las faldas de su madre. Desde allí tomamos un sendero que bajaba en dirección a la laguna y tomamos una senda que iba transitando por la parte derecha del barranco o valle, pasando por cortados, llanos, las lagunas de Bolamos y Cuadrada, para, después de más de seis horas, llegar al destino de nuestra primera etapa, la laguna del Caballo, donde hay otro refugio con el mismo nombre y desde donde se acomete la subida al pico, como no puede ser de otra manera, con el mismo nombre. El pico es, con sus 3.011 m, el 3.000 más al sur de Sierra Nevada.


En las orillas de la laguna montamos el campamento, usando las piedras que otras personas habían amontonado a modo de parapeto para impedir que el viento entrara a sus anchas durante la noche. Parte de nosotros podríamos haber hecho noche en el refugio, con su capacidad para 8 personas, solo había tres plazas ocupadas, mas tarde, terminaría por ocuparse entero. Montando mi “chalecito” con vistas a la laguna comencé a sentir mal cuerpo, el frío de la mañana me iba a pasar factura, empezaba a dolerme la cabeza, tener frío, congestionarme… en fin, que me había resfriado. Una vez acomodados, el grupo empezó a discutir sobre terminar de subir al pico, apenas serían unos 150 m más de altura, pero bastante empinados, al final tan solo seis de los catorce nos animamos. Para una vez que vienes, hacer la gracia completa.

En condiciones favorables, me decía un compañero que se podían ver las montañas del Rif en Marruecos, yo no tuve suerte, a malas penas se podría ver la costa granadina, el día esta despejado, pero no había una claridad total, a lo lejos se juntaban nubes y no te permitía ver mucho más allá. En la cima del pico empecé a encontrarme peor, la cabeza me dolía con más intensidad, alguna de las personas pensaba
que podría ser el llamado mal de altura, estábamos todo el día entorno a 3.000 m cuando estoy acostumbrado a estar por debajo de 100. Sinceramente, no se que era, si el constipado o la falta de costumbre a la altura.


Es curioso, durante todo el día, a pesar de llevar tapada la protección solar, se derramaba, y me explicaron que era por la presión de la altura, deformaba los botes. En fin, cosas que un bicho de monte bajo, no conoce.

Al bajar del pico, ya entorno a las 19:30, el sol comenzó a esconderse y literalmente, pasó de ser verano al profundo invierno nuestro. Pasé de la manga corta a las tres mangas largas, gorro y bufanda (bueno, llevaba una braga o buff, pero no se cómo se pone correctamente). Y con esa ropa no me era suficiente, me metí directamente al saco.

Al anochecer, entorno a las 22:00, apareció una luna impresionante, gigante, hipermegasuperluminosa, la más y mejor luna de las que he visto en la vida. A pesar de ser noche cerrada, veías con total claridad, no necesitabas linterna para nada, es algo que merece la pena vivir. Este echo perjudicó muy mucho para ver la lluvia de estrellas, a mi personalmente, no me importó. Sinceramente, con el frío que tenía encima, y el cansancio que arrastraba de no dormir el día anterior, no me apetecía estar mirando al cielo. Bastante tuve con encontrar el hueco que me permitía estar lo más cómodo posible y agazaparme de la manera que mejor conservara el calor.

Pasé la noche con mucho frío, cambiando a menudo de posición y es que cuando uno se acostumbra a los colchones del Constantino Romero, dormir en el suelo, por mucho que te apetezca, cuesta un poco y termina siendo una noche que pasas en duermevela, que a mi me sentó genial y a pesar de todo descansé un montón.

Al amanecer, con las primeras luces y después de estar en le saco casi desde las 21:00 horas del días de antes, todo el mundo se levantó, tomamos algo ligero, pues el frío era importante y recogimos los trastos y nos pusimos a andar, y al igual que la noche anterior, tan pronto salió el sol y empezó a calentar, pasamos del invierno al verano. Continuaba algo congestionado, pero me encontraba mucho mejor.

Este día ibamos a bajar directamente a Lanjarón, no encontrábamos a unos 2.900 m y Lanjarón se encuentra a 660, por lo que, prácticamente la jornada iba a ser toda cuesta abajo, y muy cuesta abajo en ocasiones. Al poco de comenzar, hicimos una parada para quitarnos la ropa de abrigo que todavía llevábamos y a media mañana me di cuenta que mi congestión había pasado y que no tenía ningún malestar, y pensé, puedo poner de título a la crónica algo así como el constipado más rápido de la historia. En fin, cosas en las que uno ocupa su mente cuando va de paseo.



La mañana, la verdad es que se hizo larga, a pesar de ser solo 15 kilometros aproximadamente, y cuesta abajo, necesitamos casi 6 horas para hacerlos, hay que ver lo que cambia la cosa en la alta montaña. Si bien es verdad que paramos varias veces, una de ellas bastante tiempo y lo típico de estas aventuras, que nos perdemos un rato, que uno dice por aquí, otro por allá, se separa el grupo y luego se junta, el lento del grupo bajando, una persona que se marea a la una del medio día… Vamos, lo normal.

Conforme íbamos llegando a Lanjaron, en los últimos kilómetros cada uno cogió su ritmo, nos aseábamos un poco en una fuente que encontrábamos nada más dejar la senda y nos reuníamos en un bar que había cerca, allí reponíamos el líquido que habíamos perdido, cada uno de la clase que quería. Estos últimos kilómetros habían estado marcados por un calor sofocante, ibamos por un barranco algo encajonado en el que no entraba ni pizca de aire y hacía un sol primo hermano de la luna de anoche, parecía que salía lumbre del suelo.

En el bar nos fuimos juntando y pidiendo rondas, y poniendo tapas, la idea era comer, pero con las rondas que pedimos y las tapas que nos ponían, tuvimos más que suficiente. Merecido premio me parecía y que no voy a entrar en detalle para no levantar los ánimos.

A las cuatro de la tarde nos recogió un autobús que nos llevó a Granada capital y conforme llegué, cogí el coche y me volví a calzar, las tres horas de autovía de vuelta a mi Matancica del señor. Durante ese tiempo, y con la satisfacción de haberme cargado, pasico a pasico, parte de Sierra Nevada, tuve ocasión de volver a saludar de vuelta a la sierra de la Sagra y a darle forma, a la que podría ser una excursión más, que el club podría hacer de cara al año que viene y que desde aquí me comprometo a organizar si a los socios les apetece, Paco, apunta, un voluntario.

viernes, 8 de agosto de 2014

TRIATLON VALLE AGRAMON por Sabrina



Llevaba tiempo sin competir en sprint y para mantener un poco la motivación a la hora de entrenar de cara al triatlón de Valencia, no lo pensé mucho cuando vimos el triatlón de Agramon, un triatlon no drafting, que sabía que sería duro, por el calor y por las cuestas, pero que tenía muy buena pinta, con natación en pantano y recorrido en bici en un punto y llegada en otro distinto.

Nada más llegar a Agramon ya se respiraba ambiente de competición, ¡¡como me gusta!! pero también era un ambiente muy pro, ¡¡qué bicis!! ¡cuantas cabras!! y  vaya pintas de máquinas tod@s, hasta Fran se lamentaba de no haber llevado su cabra, visto lo visto y no era para menos, yo no conseguí dar con ninguna chica con pinta "globerilla" y aunque a veces las apariencias engañan, en esta ocasión me daba que no, por lo que me temía que iba a sufrir mucho si no quería quedar la última en la tabla.

Ya con mis nervios precompetición, vamos a recoger  los dorsales y a buscar boxes para dejar la bici ya que es la organización la que se encarga de bajarlas hasta el pantano de Camarillas donde empezaremos el triatlón.

Nos bajan en autobús hasta el pantano y lo hacemos por el mismo recorrido que posteriormente haremos en bici, y veo que la carretera no es que esté en muy buen estado y que hay subidas, si,  pero también mucha bajada, cosa que no me favorece nada, si hace unos años me dicen que iba a preferir las subidas a las bajadas me hubiera dado la risa a base de bien.

Una vez en el pantano, ahí están nuestras bicis ya colocadas en boxes y cada una en su sitio  y pedazo de transición que nos tenemos que marcar desde el pantano hasta llegar a la T1, de unos 500 m en subida. Dejamos las zapatillas para correr, abajo, a la salida del pantano para poder hacer luego la transición, la verdad es que todas estas cosas nuevas, me gustan. Escucho conversaciones en las que parece que todo el mundo repite de otros años, y ya todos saben como va la cosa; nos metemos al agua a calentar, está perfecta de temperatura, y mis sensaciones calentando son buenas, ya con ganas de salir y quitarme los nervios de encima.

Llega la hora, 18:30h, hora de salida de los chicos, las chicas salimos 2 minutos más tarde, no somos muchas pero no les noto nerviosas como es lo habitual en otras competiciones, lo que hace que yo, si me ponga más nerviosa, reina el cachondeo entre ellas y me da la sensación de que casi todas se conocen y somos muy pocas las que no hemos competido otros años. Bocinazo de salida y salen casi todas a tope, pese a que no llegamos a 30 chicas, al salir por el centro, (gran error) recibo agarrones en los primeros metros, me encierran, tengo chicas a los dos lados, muy pegadas, apenas puedo brazear sino es dando golpes, pero es que tengo chicas por detrás y otras tantas por delante, por lo que tengo que respirar cada dos brazadas y no voy "cómoda", voy chocandome continuamente, intento nadar más rápido para quitármelas de encima pero no tengo hueco para pasar, y me estoy fatigando tontamente ¡y acabamos de salir!! ¡¡que agobio!! así que me paro y me voy todo lo que puedo para la izquierda, me toca nadar más metros ya que es el lado malo pero lo prefiero a ver si puedo empezar a coger ritmo; ay que ver, qué manera más tonta de perder tiempo porque a todo esto llevamos muy pocos metros y ya veo a un grupo de chicas que ha estirado bastante la cosa; las que quedamos atrás parece que nadamos más o menos al mismo ritmo pero ya cada una en su sitio. Llego a la primera boya ya con el ritmo cogido, ya no hay agarrones ni choques; segunda boya y ya dirección salida, veo que voy adelantando a algunos chicos y eso me da animo, pero conforme nos vamos aproximando a la salida hay como una especie de embudo por lo que empiezan otra vez  los choques y agarrones, puff!! aprieto y consigo que no me entorpezca nadie la salida.


Ya a por las zapatillas y para arriba, hago los 500m. que aunque se hacen bastante duros, bastante motivada ya que pese a la odisea de la natación he visto que van tres chicas detrás mía, muy pegadas y solo una por delante y muy cerca, por lo que pienso que no debo de haberlo hecho tan mal, pero llego a la bici y ¡¡vaya chasco!! ¡¡ya faltan muchas bicis de chicas!!, bueno, era de esperar, aún así llegamos las cinco chicas casi a la vez a la T1 y salgo la segunda, la transición hasta la linea de montaje es en cuesta y esta continua hasta que alcanza la vista, por lo que mi temor era si podría ponerme las calas bien, pero después de un primer intento, lo consigo, menos mal, y entonces si, empieza lo bueno. Sin apenas tiempo para coger aire después de la transición, empieza un primer km de subida, con unas rampas muy duras que consigo sortear con mucho esfuerzo, fijo la vista en la chica que ha salido delante mía, no quiero que se me escape y parece que lo consigo, cada vez la tengo más cerca pero conforme avanzan los metros, la cuesta se me hace interminable y cada vez más dura, así que cada vez pedaleo con más esfuerzo, por lo que cuando llego arriba, se me ha ido bastante, da igual, voy a por ella... Ya por fin, puedo respirar, beber agua y empezar a coger ritmo, es hora de apretar. Durante los primeros kilómetros me pasan muchos chicos y yo también adelanto a alguno que otro, he fijado mi objetivo en ella, la tengo todo el rato de referencia, no se va, pero no consigo llegar hasta ella. Aún así, durante el trayecto, en el cual sufro algunos bajones momentáneos, y es que las subidas y el fuerte viento en contra hace que se haga bastante duro, consigo adelantar con mucho esfuerzo a dos chicas antes de llegar al pueblo de Agramon.

Resaltar la entrada al pueblo, muy rápida y con un montón de gente gritando y dando animo a los triatletas, ¡¡increible!!. Continua el recorrido con una subida, dirección Hellin, estando aún en el pueblo, una de las chicas que he pasado previamente me adelanta pero durante la subida vuelvo a pasarla, aprieto y pedaleo y pedaleo para conseguir dejarla pero al dar la vuelta para afrontar la bajada veo que tampoco le he sacado mucho y como me esperaba en la bajada aprovecha para pasarme de nuevo y llegar a boxes por delante mía ¡¡ayyyy las dichosas bajadas!!

Y ya por fín, tocaba afrontar, a mi parecer el mejor y peor sector del triatlón, el mejor no porque sea el que más disfrutas sino porque es el útlimo y te da ese subidón momentáneo, del "esto está hecho" al ya casi vislumbrar la meta y el peor porque es donde hay que echar el resto y donde las fuerzas ya flaquean y mucho. El primer kilómetro me encontré bien de hecho creo que fuí a buen ritmo para lo tocadilla que estaba, por lo que cuando tocó subida mi desplome fué considerable, mi cuerpo dijo lo de "no puedo más", y como no, mi amigo "el flato" vino un rato a hacerme compañía, y si sumamos el calor axfisiante que hacía a esas horas, hizo que terminar la carrera a pie se convirtiera en toda una proeza, la verdad es que consolaba un poco el ver que la mayoría de triatletas iban igual que tú, ya que se reflejaba en todas las caras que iba viendo, ya que al ser un circuito de dos vueltas nos las veíamos constantemente y eran todas de bastante sufrimiento y es que el calor hacía que hasta el respirar fuera complicado, durante el tramo de carrera que pasaba por el pueblo la gente no se cansaba de animar y vitorear, cosa que es de agradecer y ya por fín, mi parte favorita, la recta y entrada a meta y y el dulce placer de pensar  "lo he conseguido"

Entré en 01:41:29, dado que se trata de una prueba exigente y con un nivel muy alto, estoy contenta y me doy por satisfecha.