miércoles, 17 de diciembre de 2014

"Pero, oye, no me puedo quejar" por Dani F.



Sospechas que una carrera no va a ir bien cuando, pocos días antes rondas los 38 de fiebre y, la noche anterior todavía tienes las anginas como puños sin saber ni si podrás corrar. Pero ahí estás, preparando la ropa de la carrera con mimo, tomándote un caldito con aspirina, calculando la velocidad de las nubes con el radar de la AEMET y asumiendo que sí, que sin importar lo mal que estés mañana, tomarás la salida. 
El día amanece como esperaba, totalmente encapotado pero guardando el agua hasta que terminaramos la carrera. Ya de camino a Bigastro, en el coche Noelia nos da envidia tanto a Rafa como a mí porque va a hacer solo cinco kilómetros y a nosotros -todavía no sé por qué- se nos ocurrió la brillante idea de apuntarnos al diez mil. Una vez llegados, nos reunimos con parte del equipo y tratamos de calentar lo incalentable. 



Cuando intentamos adentrarnos en la marabunta que se preparaba para tomar la salida intenté colocarme un poco más al frente de lo que debía, ante la ‘simpática’ mirada de corredores demasiado embutidos para gritarme lo que estaban pensando. Sin mucha dilación, dan la salida y en el primer kilómetro me siento como Mufasa salvando a Simba de los ñus en El Rey León. Pronto oigo que pasamos por el dos y medio y todavía no llevamos ni diez minutos. Estoy en mis tiempos, pienso. Pero, cuando todavía no he asimilado la alegría siento en mi estómago lo que debe sentir un trapo cuando es escurrido. Hace tiempo que no sufro tanto como desde ese momento hasta mitad de carrera, aunque consigo cruzar los cinco kilómetros en veinte minutos. Ahí ya me relajo y, fruto de ello, me doblo el tobillo bajando la acera. Lo que me faltaba. En un kilómetro se me pasa el dolor, pero ya no tengo ganas de sufrir y bajo el ritmo. Escucho a la gente decir “ese ya no puede mas”, y tienen razón, además empiezo a sufrir roces en las piernas y plantas de los pies. Me restan dos kilómetros y ya no sé ni cómo acabar la carrera de forma medio decente. Cerca del último kilómetro oigo a alguien sonarse y acertadamente pienso que se trata de Rafa. Lo cual, junto a ver ya la última recta, me da algo de ánimo por acabar acompañado y no hundido, siendo capaz de hacer un final de carrera más que digno, acabando en poco más de 42 minutos la Joaquinesca 2014. 



Pero, oye, no me puedo quejar de nada de esto, porque voy a hacer la maratón de Madrid en cuatro meses y tengo que aprender a sufrir. Ni puedo quejarme de la organización llevada a cabo por la Peña San Joaquín de Bigastro, la cual me ha ganado y por la que ya he marcado en roja la Joaquinesca 2015 en mi calendario. Un trato especial del pueblo, culminado con unas ‘peloticas’ y cerveza. Tampoco me puedo quejar del éxito como club en el que Pasico a Pasico fuimos el tercer club más numeroso, siendo acreedores del ansiado jamón y de un pequeño gran detalle individual en forma de copa dorada, hecha a mano, por cortesía de la asociación de personas con discapacidad “La Pedrera”. 
Y, por supuesto, lo mejor para el final. No me puedo quejar de la compañía, de pasar una mañana con amigos, haciendo lo que me gusta y pasando un día de los que no me voy a cansar de repetir. Enhorabuena especialmente a los que habéis logrado algunas de vuestras mejores marcas: Fran -37’-, Javi -pódium-, Francis, Noelia y Nuria entre otros. 



Clasificación 5K.
Clasificación 10 K







lunes, 1 de diciembre de 2014

CUANDO EL CAMINO ES LA META por Diana


Y ahí estaba yo, pelada de frío en el Central Pack de  New York. Exhausta. Congelada, atónita, medio mareada  y con el estómago revuelto de tanto gel energético tomado aquí y allá. Pero sonriente, sí, sonriente. Lo había conseguido, no sé ni cómo pero sí. Había recorrido los más de 42 km (26,2 millas) que componen cualquier maratón, pero no se trata de cualquier maratón, se trata de “maratón de las maratones”. Un sueño hecho realidad. La meca del runnig.
Todo empezó hace dos años cuando el novio de una amiga me comentó que había un grupo en Murcia que lo estaban organizando, y yo me dije y por qué no, aunque no sea murciana, ni ná. Bien visto si él podía hacerla en 8 horas y pico, yo también podía, aunque fuera andando.
El día de la prueba, el 2 de noviembre, nos levantamos a las 5 de la mañana, era todavía de noche. El desayuno, la pasta que sobró de la cena y fría en su doggy bag (bolsa para llevar la comida que sobra para el perro). Mi madre y yo que muy prudentemente reservamos para el gran día. Vamos que aunque solo fuera por la emoción que ponía mi madre cuando me veía comérmela daban ganas de hacer dos maratones. Ella no corría pero me animó a lo largo del camino, cosa muy de agradecer, porque hasta parece que pesa menos el cuerpo.
Que mañana tan fría, que viento tan helado, aquí en nuestra costa mediterránea no vivimos esas temperaturas. Al parecer era el peor día desde 1994, pero yo no lo sabía. Ni tampoco me hubiera importado, solo competía contra mí misma.
Tuve la asombrosa suerte de coincidir en el autobús que nos llevaba al recinto con una compañera del viaje que tenía la misma hora de salida y el mismo corral, el F1 Verde. Cuando le pregunté que a qué tiempo corría me dijo tímidamente algo que me sonó a música celestial. Corría más o menos como yo. No es que decidiéramos hacerla juntas en ese momento, eso vino después.
Tras tres horas intensas de espera, lo mismo te tomas un chocolate que un té. Una bagel que una barrita energética. La bagel es como un rollo de, tipo donut a lo bestia,  que una vez pasa de la boca comienza un dificultoso descenso hacia el estómago a través del esófago. En la mayoría de los casos acaba exitosamente. Dicen que es muy energética pero no se han estudiado los efectos secundarios todavía. Yo busqué la papelera más cercana para guardar el mío y recogerlo en el improbable caso de que volviera a pasar por allí en lo que me queda de vida.   No se debe hacer experimentos, pero el hambre, el frío y los ratos muertos te hacen cometer locuras y te metes en la boca lo que te den.
Como ya había sido avisada, me abrigué con ropa para tirar por el camino. Esta ropa la recogen y va a instituciones de caridad. Me daba un poco de remordimiento de conciencia el ver a algún indigente recibir mi ropa y optar por quedarse con la suya, en mejores condiciones. En el mejor de los casos le podía servir para limpiar cristales.
9:40, dan mi salida. Las casi 60.000 personas que estamos allí ya estamos en marcha. Vamos saliendo por waves (olas). Los primeros salieron a las 8:30, otros saldrán después. Se te ponen los pelos de punta cuando oyes el himno americano por la megafonía y eso aunque no seas americano. En marcha, por fin voy a entrar en calor, tengo más frío que a 6.000 metros. Los dedos de los pies no los siento, pero ya se calentarán cuando empiece a correr. 

Resulta que Ana, la chica con la que he compartido todo este tiempo y yo vamos muy cómodas corriendo juntas, así que decidimos que vamos a ir juntas si podemos. 
Empiezas atravesando el puente de Verrazano, una larga cuesta interminable (el punto más elevado de toda la carrera) de casi una milla. El viento es tan fuerte que temo por caerme. Veo gente tropezar pero no caer. Y entramos en el mítico barrio de Brooklyn ya en la milla 2, esto va bien me digo. Que euforia, la gente grita tu nombre o casi, ya que en inglés suena Dayana (va escrito en la camiseta Diana), las bandas de música te animan, docenas de niños quieren chocar tu mano. Hoy eres un héroe y así te lo hacen sentir. En la milla 3 hay avituallamiento y desde ahí ya en todas, alternando agua con bebidas energéticas, menos en una de las últimas que te dan gel. Milla 4 Sunset Pack, aquí vive una amplia comunidad hispana, aquí si saben cómo me llamo. Si la maratón va a ser así esto va bien, no siento ni pizca de cansancio y me lo estoy pasando en grande con tanta gente tan pintoresca. 
Cuando llevas media maratón entras en el barrio de Queens, ¿llevo media maratón?, pero si no me he enterado, lo de la gente animando es increíble. Este es el barrio de Los Soprano y Sexo en Nueva York.
Después viene Manhattan, como impresionan las vistas a lo largo de todo el recorrido, rascacielos, edificios clásicos, todas las etnias del mundo representadas. Afros, judíos, hispanos, polacos, asiáticos….
Y posteriormente el Bronx, millas 20 y 21 aunque dada la peligrosidad del barrio casi se toca de puntillas. Nos han contado que la organización tiene que negociar todos los años con las bandas para evitar problemas.
Y vuelta a Manhattan, creo que sí que me duele todo, ya no voy tan estupendamente. Las cuatro horas corriendo se notan. Ana tiene que parar a estirar. Hemos parado en todos los avituallamientos  para beber, porque son vasos y no botellas. Vamos al baño. Hay que seguir, sea como sea. Y allí está unos metros más adelante mi madre animando, ahora que íbamos a andar, ahora no. De modo que un abrazo y a seguir corriendo. Otro gel y a seguir que ya no queda nada.
Mi objetivo es terminarla y hacerla corriendo en menos de 5 horas para salir en el New York Times, así que animo a Ana que está de bajón, ella ya lo hizo antes conmigo por lo que le estaré siempre agradecida. Vamos que podemos. 
Y lo conseguimos 4 horas 59 minutos 30 segundos. Acabo de sentir lo que es la Gloria. He conseguido mi medalla de Finisher, qué bien me siento, aunque me duela todo el cuerpo. 

5 horas dan para pensar mucho y os juro que me acordé de vosotros, del Pasico, de los entrenamientos, de las carreras populares, de los consejos (aunque no los ponga en práctica los tengo presentes), de mi familia, de mis amigos, de mis perros….
Tardé cerca de dos horas más en llegar al hotel, vas como en una nube de la que no te quieres bajar para no pensar en lo que acabas de hacerle a tu cuerpo. Cuando llego mi  madre que me
ve tan fresca me saluda con un: “bueno dúchate que nos vamos a comer”. En ese momento hago acopio de todo el amor filiar que soy capaz y le conteste: “vale, pero primero descanso un poquito”.
En resumen: todo, todo, todo ha merecido la pena. No llegué a llorar por fuera pero si por dentro.

lunes, 17 de noviembre de 2014

CRÓNICA DE UNA TRILOGÍA ANUNCIADA por Dani F.

Los días en que las iba a correr, estas carreras dejaron de latir, pidiendo a golpes salírseme del pecho.

En la primera de ellas, un diez mil urbano organizado por la cofradía del Ecce-Homo, madrugué tanto el dos de noviembre que casi me despierto en octubre, me dio tiempo a preparar cada mínimo detalle. A la sexta o séptima vez que repasé que lo llevara todo me di cuenta de que solo faltaba yo mismo pero bueno, todos nos dejamos algo insignificante en casa el día de la carrera.

Nada más llegar me uní a una de las parejas más en forma del club: Fran y Sabrina, cronistas de pro y, a la postre, carne de pódium. Hicimos el típico calentamiento en el que la mitad de corredores evalúan a sus posibles rivales y, la otra mitad, un posible wc.

De la carrera en sí recuerdo caras conocidas y amigas en casi todas las calles intentando darme unas fuerzas que no encontraba en mis piernas. Pese a ellas y a no ser el circuito todo lo llano que esperaba hice mi mejor 10k hasta la fecha, en unos todavía muy mejorables 39:45.




Y, de pronto, una semana un poco más dura de lo normal después, llegó el día de la Ori-Muela, una de esas carreras que te quitan las ganas de volver a hacerlas durante cinco días y te pasas los otros trescientos sesenta deseando volver a correrla.

Inexplicablemente pasé las veinticuatro horas pre-carrera más tranquilas que recuerdo, probablemente conocer cada hierbajo y saber que no me encontraba en condiciones de acercarme a mi mejor tiempo me ayudó a tomarme la carrera -como James Bond los Martini- agitada, no removida.

Llegamos Rafa y yo con tiempo para hacer un poco de piña con el resto de pasiqueros y calentamos un rato junto a Javi hasta que, sin darme cuenta cómo, ya estaba dentro de un pelotón más inquieto que en carreras llanas. La salida siempre es la parte más difícil, durante un kilómetro la gran mayoría sale en estampida para llegar en la mejor posición posible al inicio de la subida a la cruz. Con las primeras rampas me vienen a la mente míticos finales en alto de las grandes carreras ciclistas por cómo se hace mil pedazos el pelotón.


Y ahí estaba yo, en uno de los primeros cuarenta pedazos, locura que pagué en mis rampas favoritas. Y aunque los ánimos eran constantes, no era mi día. Acabé en 31:15, a más de dos minutos de mi mejor marca. 

Lo mejor de la mañana fue la bajada medio suicida que me brindé, como un niño lanzándose de cabeza en los donuts del Aquapark. Y sobre todo el compartir con varios amigos risas y un buen bocadillo en el polideportivo de Montepinar.


El siguiente domingo fue el turno de “Con diabetes se puede”, casi cinco kilómetros con salida y meta en la glorieta Gabriel Miró. El día antes, quién sabe cómo ni por qué, me sentí como un toro, lo que me produjo una inesperada ilusión por hacer buena carrera -con sus correspondientes horas en vela-.
Por la mañana me costó un poco pero volví a encontrar las sensaciones. Ya con ellas y sumado al ánimo de los más de treinta pasiqueros que nos juntamos, empezó lo bueno.


Todas las “tácticas de carrera”, ritmos previstos y ataduras iniciales se me soltaron a los quince metros, me encontraba bien e iba a aprovecharlo. Salí haciendo ‘la de Berni’ y en el primer kilómetro ya estaba en un vagón para el que no podía permitirme el billete, con la suerte de que el revisor no llegó hasta el último kilómetro. Aquí me concentré en que sufrir iba a ser la diferencia entre un tiempo decente y un tiempazo, eligiendo lo segundo. Acabé con una media de 3:35 el kilómetro y rozando el pódium de esa forma tan suave en la que solo quieres que llegue el próximo entrenamiento.




miércoles, 12 de noviembre de 2014

Cruz de la muela, Orimuela 2014



El domingo día 09 se dió cita a la más clásica de las subidas a la Sierra de Orihuela, pero a ritmos de competición. Nuestros representantes dieron mucha guerra y tuvieron una bonita pelea entre ellos, ya que llegaron casi todos en un pañuelo y además nuestra única representante femenina, Mª José consiguió podio como tercera local femenina, ¡¡Enhorabuena!!


¡¡Y Enhorabuena a todos los pasiqueros!!


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Carrera 10K Orihuela - Cofradía Ecce-Homo



El domingo día 02 de noviembre se celebró la carrera de la Cofradía Ecce Homo, con la colaboración del club Oriol y que recorría las calles de Orihuela.

A la prueba asistieron cerca de 200 personas, de entre las cuales contamos con la participación de 10 pasiqueros que pasaron una buena mañana deportiva y en la que además el club consiguió varios podios.

¡¡Enhorabuena a todos los participantes!!









Fotos: Tragamillas.



martes, 4 de noviembre de 2014

FULL ICAN GANDIA por Fran J.




              26 de octubre. Cuatro y media de la mañana. Aún queda un par de horas para que suene la alarma del teléfono móvil pero yo ya estoy dando vueltas en la cama del hotel. Llevo un buen rato  suplicando a mi cerebro que por favor parase ya de pensar, que dejara la mente en blanco, quería obligarme a descansar, pero todo esfuerzo era inútil, un aluvión  de dudas  e inquietudes asaltaban una y otra vez a mi cabeza. Estaba deseando que llegase ya la hora de levantarse para empezar a estar más ocupado y dejar de pensar en la carrera, pero parecía que el paso del tiempo no estaba muy por la labor de ayudar. Me empecé a preguntar cuales habían sido los motivos que me  habían llevado a estar donde me encontraba ahora y a emprender la aventura- locura que en pocas horas iba a vivir. Como un rayo,  mi mente viajó a toda velocidad hasta un domingo de finales del mes de Abril. Ese día se celebró el triatlón de Arenales con unas condiciones climatológicas muy adversas. Era la primera vez que me enfrentaba a una prueba tan larga y pequé de conservador, por lo que acabe la prueba bastante entero y con ganas de mucha más caña. En este momento empezó a fraguarse una idea que no iba a tener marcha atrás. Era consciente de que un Iroman era el doble de distancia de lo que acababa de hacer, a lo mejor era muy presuntuoso por mi parte querer disparar tan alto llevando tan solo dos años en este mundillo, pero cuanto más lo pensaba más me atraía la idea. Una vez leí que "cuanto mayor es el desafío, más poderosa es la atracción y más gratificante la recompensa." y en esos momentos no podía estar más de acuerdo. Empecé a mirar todas las pruebas distancia iroman del calendario nacional. Quería disponer por lo menos de cuatro o cinco meses para poder prepararla con un mínimo de garantía para poder acabarla de una forma digna ( es decir, no llegar arrastrándome hasta la línea de meta como se puede ver en muchos videos de YouTube). Y para estas fechas me encontraba con dos opciones; el iroman de Mallorca y el Ican Gandia. En un primer momento me hacia más ilusión participar en la de la franquicia Iroman, pero por muchos motivos ( sobre todo económicos y logísticos) me quedé al final con el de la marca Hacendado (el Ican).
Aun así, si tuviera que volver a elegir entre estas dos pruebas diciéndome incluso que el coste es el mismo, volvería a escoger la misma opción. ¿ El porqué? El Iroman yo lo entiendo como una lucha interna contra uno mismo, sin ayuda externa, sin más rivales por el camino que no sea el inexorable paso de los minutos.  En  pruebas como el Iroman de Lanzarote, de Mallorca o de Barcelona, con dos mil y tres mil participantes es difícil no apreciar los grandes pelotones de triatletas que se forman en el sector de bicicleta, desvirtuando totalmente el sentido de hacer una prueba tan dura como esta. En este aspecto, el Ican Gandia fue mucho más puro, ya que éramos tan solo 400 participantes, donde no fui capaz de ver en mas de cinco horas montado en bici a nadie intentar ir a rueda de alguien, ya fuera porque todos teníamos claro que era lo correcto o porque era demasiado cantoso para aquel que quisiera hacer trampas.

También me vinieron a la cabeza todos los largos y duros entrenamientos que sobre todo en verano tuve que sufrir; con tiradas tan largas era difícil poder entrenar con temperaturas agradables aunque saliese a las 7 de la mañana. Luego también llegaron dos contratiempos; el primero, a finales de agosto tuve que parar de correr durante dos semanas y media  por una tendinitis en el tendón rotuliano. Y el segundo, a tan sólo dos semanas del gran día, sufrí una inflamación del oído que no me abandonó hasta el día de la prueba.

Entre estos y muchos más pensamientos llegó por fin el sonido del despertador. Me levanté como un resorte de la cama y zarandeé a Sabrina que se estaba haciendo la remolona. La verdad que me dió un poco de pena. Yo al fin y al cabo había elegido hacer esto, pero ella no. Aunque le insistí  muchas veces el día anterior que no hacia falta que fuera a la salida de la natación, ella siempre me contestaba " que en esta prueba que significaba tanto para mi, me quería acompañar en todo momento que fuera posible".  La verdad es que hubiera sido muy triste haber vivido solo esos momentos únicos, que todavía recuerdo, antes de afrontar este gran reto, por lo que agradecí un montón su compañía.

Desayunamos y fuimos directos para la salida de la natación. Ya el día anterior había dejado la bicicleta en boxes y las dos bolsas para cambiarme ( la Bike bag y la Run Bag) dentro de la carpa por la que tenias que pasar antes de llegar a boxes.

A las 8 de la mañana con un mar en bastante calma y el sol asomándose por el horizonte, se dió la salida. Primero salieron los élites masculinos y femeninos, y cinco minutos después salimos el resto de los mortales.

Esta ha sido , por muy raro que parezca, la única carrera que he hecho en la que ningún triatleta me ha molestado en el agua; ni un solo manotazo, ni un sólo empujón, ¡¡ Nada!!. Era como estar nadando solo en un inmenso océano. También es verdad que ayudó bastante que  la primera boya para girar se encontrase a 1500 metros de la orilla de la playa, por lo que ya llegamos ahí bastante desperdigados.
Las sensaciones en el agua fueron muy buenas; el oído no me molestaba, el mar era un bálsamo de aceite y encima nadie me molestaba. ¡¡Que más podía pedir!!


Tardé una hora seis minutos en hacer los 3,8 kms y cuando salí del agua ya no sólo me encontré  a Sabrina animándome, sino que ahí ya estaba toda mi familia que había venido desde Cartagena para apoyarme. Esto me dió más motivos para mentalizarme que esta prueba la tenia que acabar SI o SI.

Llego a la carpa, cojo la "Bike Bag" donde tenía una toalla para secarme y todo la equipación ciclista. Me cambió todo lo rápido que puedo, guardo todo lo de la natación en la bolsa y a por la bici. Cualquiera diría que lo que ahora venían eran 180 kilómetros de bici.

La bici se me pasó volando. Este sector consistía en tres vueltas a un circuito de 60 kilómetros de ida y vuelta por lo que ibas cruzándote siempre con los que iban delante y con los que iban detrás. Soplaba algo de viento de norte, por lo que a la ida iba a una media de 30-31 km/h y a la vuelta a unos 35 km/h. Al principio me costó mucho contenerme porque no hacían más que pasarme gente, pero me iba templando,  recordándome continuamente que la carrera era demasiada larga para empezar tan pronto a quemar cartuchos.


Los últimos 40 kilómetros empecé a subir piñones para no castigar mucho los cuádriceps pensando en la carrera y durante todo este tiempo estuve muy pendiente de  hidratarme y de comer ( geles y barritas) aunque no tuviera ganas.

Al final llegué a la T2 habiendo gastado 5 horas y 24 minutos en terminar los 180 kilómetros en bici, saliéndome una media de 33 km/h. Las sensaciones de las piernas incomprensiblemente eran buenas pero cuando me bajé de la bici y me dispuse a correr para dejarla en boxes, me apareció de repente un gran dolor en la zona lumbar izquierda. Cuando llegué a la carpa para coger la RUN BAG, me las vi y mi las deseé para poder cambiarme. Cada vez que me agachaba para quítame o ponerme ropa, me venía un dolor insoportable de la lumbar, por lo que me lo tomé con más calma, haciendo movimientos más suaves. Al final tarde más de seis minutos en conseguir enfundarme el mono y las zapatillas. Empecé a correr, y aunque me seguía doliendo, no era tan insoportable como lo que había sufrido a la hora de cambiarme.

El último sector consistía en dar cuatro vueltas a un circuito de 10.5 kms y aunque aquí también te ibas cruzando con los demás participantes, ya no me parecía tan ameno como en la bici. La primera vuelta fui a buen ritmo ( a unos 5min/km) pero al empezar la segunda vuelta me vine un poco abajo. El cansancio se empezaba a apoderar de mi y las piernas ya pesaban bastante. Los ánimos de mi familia y del innumerable público que se congregaba en el paseo de Gandia, evitaron que me pusiera a andar. A partir del kilómetro 22 comencé  a recuperarme del bajón y los kilómetros empezaron a pasar más rápido.


En la última vuelta fue donde más disfruté. Empecé a adelantar a gente que tenia por delante (muchos ya iban haciendo la carrera andando), me vine arriba y los tres últimos kilómetros los hice a un ritmo de 4:30 min/km. El último kilómetro fue muy emocionante. Había un montón de espectadores animando a ambos lados, formando un estrecho pasillo donde podías sentir el calor de la gente,; para mi era como estar en el Tour de Francia subiendo el Tourmalet. Se me empezó a poner la carne de gallina, estaba viviendo algo único, pero donde más me sentí como una estrella fue al llegar a la alfombra roja que te llevaba hasta el arco de meta. Allí se encontraba toda mi familia esperándome para compartir este momento mágico conmigo. Aunque ya llegué de noche , tuve que ponerme las gafas para disimular las lágrimas de alegría que corrían por mis ojos. Era como estar en una nube. Salude a mi mujer y a mi familia, y crucé el arco de meta en diez horas y veintitrés minutos.

Con el logro de este reto finalizo una intensa temporada ( cinco duatlones, un acuatlon y ocho triatlones) con un balance muy positivo ,y   ya con ganas de empezar otra ilusionante temporada de triatlón y emprender nuevos desafios.

martes, 21 de octubre de 2014

Último triatlón de la temporada por Véro.

Triatlón de Guardamar del Segura



Sábado 18 de octubre estoy apuntada al mi ultimo triatlon de la temporada y nos vamos a Guardamar del Segura.

La prueba es por la tarde, tenemos hora de salida a las 15h30 para el Sprint.
Llegamos sobre las 13h30 para poder recoger los dorsales y poner el material en su sitio.

Una vez tenemos todo colocado dentro de los boxes, nos tenemos que desplazar en coche hasta el otro lado del rio Segura para ir a la zona de salida. Que será también la zona de meta.
Esto lo veo un poco desagradable de ir e venir con el coche de una zona a la otra, además para las personas que nos acompañan es un “rollo” tienen que estar de un lado o del otro del rio pero no pueden disfrutar de la carrera en su totalidad.

Nos vamos a la zona de salida, a la playita de salida más bien.



Saludo a mis amigos del grupo de entrenamiento en piscina, veo a  Javier llegar, lo saludo y le pregunto si a visto el resto del equipo.
De repente aparece Sabrina y ¿Fran?, por desgracia Fran no puede participar.

Esperamos la salida. Esperamos. Ya empiezo a desesperarme. Lllevamos casi media hora de retraso. Las mariposas que suelo tener en el estómago antes de la salida ya se han ido....

La megafonía avisa que no debemos “andar” pero nadar si no estaremos descalificados. Qué bien...
El primer grupo por fin se tira al agua, a verlos da gana de reír parecen renacuajos dentro un charco de agua, pegando saltos para poder avanzar.
Le toca a mi grupo, somos 16 chicas a saltar al agua, los primeros 150 m son muy fastidiosos, apenas hay agua. Si se emplea la técnica del crol, tocas el fundo. Adopto entonces la de braza para poder moverme, el recorrido tampoco está muy claro. Sigo el grupo y levanto muy a menudo la cabeza para orientarme. La paddel board me sigue, esto significa que estoy a la cola del grupo, pero da igual, pongo todas mis fuerzas en mis movimientos.


Llegada a los boxes, me espera mi bici, mi segmento favorito, vamos ,,,,



Circuito muy chulo, pasando por las calles del pueblo y sobre todo la zona de las dunas, sombreadas, con cuestas, muy agradable. En esta foto se puede ver a Javier con un grupo.
Llego al final de mi primera vuelta, estoy un poco perdida, la voluntaria tapa los carteles (ella juega con  su móvil)  y encima señala los boxes, ¿qué debo hacer? !!!! La duda. Voy a boxes como otras chicas detrás de mí. Llegamos a boxes y allí la jueza nos informa de que teníamos que hacer otra vuelta grrrrr... el enfado me invade. Doy la vuelta al box y vuelvo a subir a la bici, una única idea recuperar el tiempo perdido, vuelvo a adelantar las chicas que ya había adelantado durante la primera vuelta. De repente salta la cadena, grrrrr, freno en seco, vuelvo a ponerla en su sitio y pedaleo con todas mis fuerzas. Hoy no es mi día con el segmento bici...

Esta vez sí, dejo la bici en su sitio y calzo mis zapatillas, vamos allá, la carrera a pie.
Tenemos que dar la vuelta de los boxes y después seguir el rio Segura por la acera.
Me encuentro muy bien a pesar del esfuerzo que he tenido que hacer sobre la bici. Vacío la mente y miro delante, he trabajado la carrera a pie estas últimas semanas, tendrá que dar sus frutos.
Veo a Fran, me anima y sigo mi camino.

De repente veo a Sabrina en dirección contraria de la carrera con la bici, pero.... ¿que ha pasado?, me grita que le saltó la cadena.

Hay dos chicas conmigo corriendo, me agarro a ellas para no estar sola y subir el ritmo, funciona, qué bien... cuando de golpe a 2 km de la meta una de ella se descuelga del grupo y acelera el ritmo. Adiós....


Falta poco, falta poco y el arco mágico estará a la vista.

Llega por fin la meta, miro mi crono y veo 1:38. Qué bien!!!!
Busco a Víctor, no lo he visto de toda la carrera y he echado de menos sus gritos de motivación, sus enfados, etc...

Después de ver los tiempos, pienso que no lo he hecho tan mal a pesar de todas las malas aventuras que he tenido.
Cierto, he salido la ultima del agua, pero he mejorado mi marca personal, la vuelta del box añadido me ha hecho perder tiempo y concentración. Sin embargo mi ritmo de carrera ha mejorado, no es que mañana voy a correr a “4” pero Pasico a Pasico voy bajando el tiempo.

Conclusión:

Ha sido mi primer año en categoría Sprint, he rozado varias veces el podio con la punta del pie en individual para mi categoría (Veterana I).
Gracias al equipo femenino que teníamos para la Triatlón Cross de Santa Pola, he podido subir  al segundo peldaño del podio (una gran alegría).
He participado en un triatlon olímpico por relevo, YO !!!! Si alguien me hubiera dicho que yo iba a hacer el segmento bici, no me lo habría creído.
Estoy muy satisfecha de mi año, de mi trabajo a pesar de altibajos emocionales. (Este año he competido por ti, si tú que me miras desde el cielo)
Ahora, a seguir trabajando, y quién sabe, a lo mejor me hago un olímpico por mi sola !!!

Véro



lunes, 20 de octubre de 2014

Triatlón Olímpico de Guardamar por Javi M.



Junto con las compañeras Verónica y Sabrina (y con la ausencia de Fran J. de última hora), me planté en Guardamar para correr en la distancia olímpica con la idea de ver como estaba el cuerpo este principio de temporada.
El día se presentó estupendo, con sol y una temperatura y viento ideales. La carrera  pintaba bastante bien, con una buena organización y recorridos, pero cuando empezamos a “nadar” fue un cachondeo. Al nadar en la desembocadura del río (el mismo que pasa por Orihuela) en los primeros 100m no había suficiente profundidad para poder nadar, pero los jueces avisaron que descalificarían a todo el que fuera corriendo. Asique, ya que me había “rascao el bolsillo” me tocó, como a todo el mundo, nadar al estilo perro un buen rato, hasta que hubo más profundidad y se pudo nadar sin problemas.


Creo que fueron algo menos de 1500m, porque hice bastante menos tiempo de lo normal. No obstante, este primer sector  fue un poco incómodo, con algo de corriente y sin referencias, por lo que constantemente tenías que estar mirando al frente para no irte hacia el espigón.

Después de una transición tranquila, en mi línea, empecé el sector de bici con ganas de remontar un poco. Al poco de salir adelanté a varios ciclistas y uno de ellos se me puso a rueda, al puro estilo garrapata, y así se tiró un buen rato sin dar ni un relevo. Casi a punto de terminar la primera vuelta nos adelantó un chico, muy majo por cierto, y entre los 2 fuimos dando relevos hasta enganchar a más gente y finalmente quedarse un grupo de unos 5 o 6, en el que fuimos todos trabajando, por lo que hicimos buen parcial de bici, solo faltaba ver si ese esfuerzo no lo pagaría corriendo.



Nada más salir de la segunda transición, empecé a correr y pensé que iba a ser otra penitencia de flato y molestias en la barriga, como en el pasado triatlón de Antella, porque llevaba un nudo en el estómago que parecía que venía de ir de tapas con Falete. No obstante, poco a poco me fui encontrando mejor desde que me enganché a un chico que me pasó y fuimos juntos hasta el km 6 más o menos. A partir de ahí, nos adelantó otro que iba un poco más rápido y decidí probar y seguirlo, me salió bien la jugada y acabé muy contento, de menos a más y haciendo un tiempo que al principio ni me imaginaba.

En conclusión, una gran experiencia, muy contento por el resultado y darle la enhorabuena a Verónica y ánimos a Sabri por su pinchazo.




lunes, 6 de octubre de 2014

CÓMO SE INICIA UN PASIQUERO EN LAS CARRERAS POPULARES por Nuria.

Después de MI PRIMERA CARRERA en este club, me tocó… Hoy me toca a mí escribir esta crónica, no sé cómo quedará, pero voy a intentar que quede lo mejor posible.

No soy nueva en esto del deporte, desde  siempre me ha encantado practicarlo y tampoco lo soy en competir. A mis 10 años ya estaba compitiendo con la “Escuela deportiva municipal de Gimnasia Rítmica” en campeonatos regionales y quedando en poco más de un año de entrenamientos de alto rendimiento, subcampeona de nuestra comunidad… pero ahora se trata de correr, y esto sin duda, es otra historia.

Conocí a este club por Miguel, mi novio. Él empezó con triatlones y en el acuatlón de Santa Pola organizado por el club como entrenamiento del “IV triatlón de Santa Pola”, no me pude resistir. Me encanta nadar, correr no tanto, pero en este acuatlón “Pasico a Pasico” iba a nadar 1000 m en el mar. Nunca había tenido la oportunidad de nadar en mar abierto y sola no me hubiese atrevido jamás. Me invitó, no lo pensé ni dos veces… ¡Sí!  Y allí que nos plantamos.

Primeras caras conocidas Iván, Rafa, Sabrina, Fran J… gente muy, muy agradable y que no dudaron ni un segundo en mostrarme lo mejor de cada uno de ellos. El ambiente a lo largo de esa mañana me gustó, me gustó muchísimo y mi experiencia nadando también fue increíble…  Quedé con ganas de conocer más y rápidamente, casi sin darme cuenta ya estaba dentro del club, ya era “Pasiquera”, ya lucía en mi torso el rojo color de su camiseta.

Tras unos cuantos entrenamientos y con una forma física bastante lamentable, mi primera carrera llegó. Fue una decisión rápida. Miércoles noche, a un día de terminar las inscripciones a la “IV Carrera 10K y 5K Villa de Redován”, le dije a Miguel, ¿Vamos? ¿Porque no? Era un precio y una distancia asequible (pues creo que para más de 5 km no estoy preparada), era cerca de Orihuela (no requería mucho desplazamiento) y era domingo (único día de la semana que tengo libre). Así que, sin encontrar ninguno de los dos impedimentos a la realización de nuestra carrera, dimos el paso. Nos inscribimos. WhatsApp a Paco y todo listo (Gracias por la rapidez del trámite). Y las cosquillas nerviosas ya comenzaron a invadir mi barriga.

Domingo 28 de septiembre, 7.45h de la mañana, suena el despertador. En mi cabeza sólo escucho, “HOY TOCA CORRER, HOY TOCA CARRERA”. Y siendo sincera, con más ganas de seguir durmiendo que de despertar, consigo levantarme. Y es que no tengo por costumbre hacer deporte por las mañanas, no es lo mío y además me cuesta bastante madrugar. Supongo que es cuestión de adaptar el cuerpo a practicar deporte matutino, pero eso lleva su tiempo.

Tras vencer mis perezas, llegamos. Recogemos nuestro dorsal, ya se respira buen ambiente, gente trotando, cámaras echando fotos, abrimos con curiosidad nuestros regalos que hay en la bolsa del corredor, saludamos caras conocidas… estiramos y trotamos un poco… y las 10h!!!! ¡Llegó el momento! Corredores en línea de salida, Miguel se pone de los primeros, yo me quedo unos segundos a su lado, pero en seguida me doy cuenta de que si no quiero acabar en el suelo por un empujón y con el “quita nena” correspondiente, lo mejor es que me vaya unos metros más atrás. Me coloco a la mitad del pelotón, más o menos, quizás sea una sensación subjetiva, pero miro a los que me rodean y ahí, ya me siento mucho más cómoda.
¡¡¡SALIMOS!!!!  Empezamos a correr, no sé a qué ritmo ir, me dejo llevar, empiezo simplemente sintiéndome cómoda, sin apretar demasiado, me repito una y otra vez: “quiero terminar, quiero disfrutar, esto no se trata de sufrir”.

En los primeros kilómetros me fijo en una chica que está delante de mí, parece llevar un ritmo parecido al mío, pero se le ve bastante más entrenada que yo, aun así la fijo como objetivo.
Sobre el km3 empiezo a fatigarme, empiezo a alejarme de mi “liebre” unos metros, ella aprieta, yo no puedo seguirla, de repente escucho música… En una plaza unos chicos tocan y cantan en directo. No conozco el grupo, pero el ritmo de sus guitarras me anima… ¡Vaya si me anima! Me encanta la música y si es en directo más aún.

Intento correr al ritmo de la música, avanzo, gracias a esta distracción se me olvida mi cansancio, me noto mucho mejor. En este tramo vienen corredores en sentido contrario que ya están cerca de la meta, verlos también me motiva y de repente… ¡Camiseta Pasiquera! Es  Miguel, que ya está terminando sus 5km… Choque de manos y grito de ánimo. Sigo, pues a mí aún me queda un poco… Un poco más adelante, otra camiseta roja se cruza en mi camino, es Fede Moya que también me anima con su grito “¡Vas muy bien, sigue así!” Y ya me queda menos… Ya voy por la recta final, se me hace un poco interminable, resisto, pero pronto visualizo la meta, últimos 100m, aprieto y ¡¡llego a META!! 28:50 marca el cronómetro, estoy exhausta… pero no tarda mucho en invadirme una agradable y placentera sensación de bienestar… ¡He llegado, he terminado, lo he conseguido!

Finalmente conozco mi resultado:

Posición 13 de 24 corredoras de mi categoría (Sénior femenina) y posición 76 de 97 corredores en la general.


Estoy contenta por haber conseguido acabar, pero saco mis conclusiones… Como “toda primera vez”, ha sido especial, bonita, única y la he disfrutado mucho, pero desde luego es muy mejorable. Consciente de ello, me quedo con ganas de entrenar más y no es que sea especialmente competitiva, cada uno tiene sus aspiraciones y yo ahora mismo me conformo con estar un poquito más en forma… y es que “Todo esfuerzo resulta más ligero con el hábito” así que no hay otra… ¡A “habituarse” toca!

Desde siempre me ha divertido probar cosas nuevas que pueda compaginar con mis estudios, primero fue gimnasia rítmica, danza, aeróbic, después guitarra, luego natación y ahora atletismo…  Esto acaba de empezar, no sé cómo acabará… Pero lo que sí sé, es que repetiré y que además me siento orgullosa por tener la oportunidad emprender este viaje con mi pareja y con esta familia Pasiquera.

Queridos amig@s, para terminar os dejo una reflexión personal que me gustaría compartir con quien quiera leer:

Todos y cada uno de nosotros somos muy afortunados por poder hacer esto que hacemos, en ocasiones no valoramos ni siquiera que podemos “caminar” y si además tenemos la gran suerte de poder “correr”, ya es algo realmente maravilloso. ¡Disfrutémoslo! Porque como dice esta frase que me encanta…

“Si no puedes volar, entonces corre
Si no puedes correr, entonces camina
Si no puedes caminar, entonces arrástrate
Pero hagas lo que hagas,
Sigue moviéndote hacia delante”

¡Un abrazo!




jueves, 18 de septiembre de 2014

CARRERA MTB SAN MIGUEL DE SALINAS por Véro.

Menos mal que es verano, así le da tiempo al mono de competición de secarse, ayer en Valencia para la triatlón y hoy la carrera de MTB en mi pueblo, San Miguel de Salinas.

Hace varios años que quería participar en la carrera pero siempre se me pasaba la fecha para apuntarme o no estaba preparada o tenía otra competición el mismo día. Pero este año SI a pesar de haber hecho la triatlón el día anterior. Seb, el primo también va a participar.
Nos levantamos y nos preparamos para ir a la carrera, llegamos a la recogida de dorsales y hay una cola tremenda. Menos mal un amigo se acerca y nos pide nuestro nº de dorsales, en 5 min tenemos  la bolsa del corredor con todo lo necesario para preparar las MTB (tiene que tener ventaja de ser del pueblo o no!!! )



Preparamos las MTB. Se acercan amigos míos de otros pueblos que han venido a competir, así es el deporte con buena ambiente. Me junto con  mi amiga Noelia, fotos, charla, ya sé que una vez ella ponga la maquina guerrera en marcha no la voy a ver hasta el final de la prueba, efectivamente terminó primera de las femeninas y primera local.


Parrilla de salida, las 10 de la mañana, un calor extremo, todo el mundo se queja de la hora de salida,
Pistoletazo de salida, vamossss


Primera parte, pasamos por las calles del pueblo para después empezar con lo bueno, la tierra y los campos. Primer atasco a la primera cuestecita que encontramos, lógico cuando hay más de 200 personas participando. El grupo se divide en varios grupos. Mi estrategia es hacer la carrera, no romperme nada, vengo a disfrutar de la carrera y del campo. El MTB es un nuevo reto para mí, y debo decir que me ha gustado mucho, a pesar de tener la sensación de estar dentro de una batidora gigante durante horas.
Los caminos estrechos, las bajadas que parecen peligrosas pero no, cuando sueltas los frenos va sola abajo ¡!!! O casi!!!  Las cuestas son cuestas de piedras sueltas bastante difícil de pasar, pero me agarro al manillar y subo, confieso que más de una las hice andando, claro iba más rápido a pie que sobre la MTB.
Durante el camino encuentro a las amigas del Pilar, haremos una parte del recorrido juntas. Hay otra chica más adelante que va bastante bien, será mi objetivo, adelantarla.

Llevo la mitad de la prueba y tengo la sensación que hace horas que estoy pedaleando pufff no se acaba nunca estas piedras y estos caminos..... Llega el avituallamiento, menos mal, mis dos bidones están secos, la gente del pueblo me anima, lo necesito. Ya va la segunda parte del recorrido del otro lado del pueblo. De repente veo mi objetivo fallar y perder velocidad, es mi oportunidad. Hombre, he venido a disfrutar de la carrera pero no he venido para terminar la última, de eso nada. Aprieto los dientes, los pedales, saco fuerzas donde no hay pero la tengo que pasar, aprovecho un camino ancho y zasss la adelanto, de paso adelanto a un chico que parece en dificultad.

Después de 2h50min de esfuerzo llego a meta, que alivio, por fin he terminado.
Es un reto muy bonito, pero para el año que viene tendré que prepararlo más si quiero bajar el tiempo.

Véro